Hasta que se acaben las canciones by Beatriz Luengo

Hasta que se acaben las canciones by Beatriz Luengo

autor:Beatriz Luengo [Luengo, Beatriz]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2024-04-10T00:00:00+00:00


53

EL OCÉANO

Bastian

Mientras nos dirigimos al coche, Andrés anuncia:

—Ahora iremos a la playa Guachalito. La última lancha de vuelta sale a media tarde, así que les tengo unas cajitas de comida para almorzar ahora en el carro, y así no entretenernos —explica el guía mientras nos entrega el almuerzo.

—¡Qué rico, don Andrés! Ahí tienen unos chicharroncitos, costilla asada, arroz con aguacate y una yuquita frita. Pura delicia paisa —celebra Juan Diego al abrir el recipiente de plástico y descubrir el menú.

—También traje unas frutas para los que no comen carne —explica Andrés.

—¡Gracias! —contesta Luciana.

—De beber, ¿qué se les ofrece? —pregunta acercándose con una pequeña nevera portátil—. Tenemos cola, viche, agua y cerveza.

Los colombianos del grupo piden viche, la Chispa y yo pedimos una cerveza al unísono. Y brindamos cómplices cuando nos entregan la lata, celebrando que somos dos españoles disfrutando de la vida al otro lado del mundo.

Desembarcamos en la orilla de la playa más hermosa que jamás han visto mis ojos. Es la selva muriendo en la arena y es el mar naciendo de la maleza. El color turquesa y la tierra blanca contrastan con unas rocas grandes que parecen haber quedado varadas como náufragos de alguna tormenta. Mientras caminamos Luciana me pregunta:

—¿Estás cansado?

—¿Cansado? —repito.

—De caminar, de ir de un lado para otro…

—Al contrario, gracias por enseñarme este maravilloso paraíso —le digo y comparto con ella algo que, desde que la conocí, no comprendo—: ¿Cómo pude haber coincidido contigo en el funeral de mi padre y no acordarme?

—Es normal. Se acababa de morir tu padre. Yo no recuerdo los siguientes días a la muerte de mis padres, y eso que vino una cadena de desgracias en dominó. Yo creo que el cuerpo nos protege ante este tipo de situaciones, olvida, porque ser consciente y recordar todo ese dolor sería insoportable.

Nos sentamos a la sombra de una palmera y observamos a los demás tomarse fotos en la orilla de la playa.

—¿Cómo murieron tus padres? —le pregunto.

—En un accidente de tráfico. Nos salvamos Juan y yo porque éramos los únicos que llevábamos cinturón. Por suerte, Max no viajaba con nosotros ese día. Mis padres fallecieron en el acto. Mientras venía la patrulla, abracé a mi madre tan fuerte como pude, pero su cuerpo ya no estaba conmigo. Por eso llevo este tatuaje con la palabra «vida», porque ese día su alma se quedó conmigo. —Me muestra el tatuaje en su muñeca izquierda. Y suspira—. Nunca suelo hablar de esto.

—Lo siento —susurro apretándole la mano. Puedo sentir su dolor.

—No, al revés. Creo que con este viaje estoy cerrando un ciclo que dejé abierto. Hablar de esto me ayuda a que así sea. —Se retira el pelo de la cara, alborotado por el viento, y deja la mirada perdida en la infinidad del océano—. Venga, ¿qué quieres que te cuente? Hoy estoy dispuesta a ser un libro abierto, no puedo prometer que mañana siga siéndolo.

—No sé, cuéntame lo que quieras. Hay tanto que no sé de ti aún.

—Es que no quiero entristecer este momento.

—Pues yo creo que debes sentirte feliz de todo lo que has logrado.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.